miércoles, enero 09, 2008

Reconsideraciones del mismo lamento de siempre que parece que se va pero luego vuelve y prudentes agradecimientos de medio tiempo

Lo malo no es que siempre me imagino lo peor, lo peor es que (casi) siempre tengo razón.

Lo bueno es que siempre queda lo que me grite desde donde esté, lo suficientemente fuerte para ser audible hasta el centro profundo del drama, que, aunque se caiga esto y aunque se caiga aquello, sigue valiendo la pena conservar intacta la esperanza.

Sí, la desgracia y todo, de nuevo me sobran los motivos, pero también me sobran (porque las que tengo me bastan y son enormes) las razones para aguantar.




1 comentario:

Erick dijo...

Adelante, con fuerza. Yo quiero un amigo pandita que me ayude a trepar por una pared!!!