domingo, abril 29, 2007

Almighty

La verdad, lo bueno de tener un blog es que cuando me emputo con la vida puedo venir acá, borrar el template y sentir que tengo el poder de desaparecer algo.

Lindo, sí, muy lindo, porque la gente también emputa y sin embargo uno se tiene que aguantar su presencia siempre, sus regresos, sus fastidios, sus nunca irse, siempre. Bueno, caramba, nomás falta que sí vengan con un botón de delete y sólo a mí no me lo hayan querido enseñar.

Pero como sea, mientras tenga esto, guardo el culposo placer de que aún existe algo que está bajo mi control, a mi merced. Menuda victoria para mis instintos incendiarios, pero a falta de algo mejor.



Ah, pinche pinche gente, ¿por qué no pueden ser menos como ustedes y más como un blog?

martes, abril 10, 2007

Me verbo y me adjetivo

El sustantivo es aquello que existe realmente en sí mismo.


Quizá antes lo único que quería era tener una historia para contar.

Será que me estoy quedando sin interlocutores y ya no tengo necesidad de tener algo de qué hablar, será que ya no me quiero conformar con lo único que puedo tener, pero ahora quiero que alguien nunca pueda degradarme a pasado, quiero ser aquello que existe realmente en un continuo hacerse (como el verbo) y aquello que existe realmente en alguien -algo- más (como el adjetivo).

Quiero ser la historia que otro cuenta.

Pero todos se quedan tan callados.

¿Va a doler?

Va.

Retrovértigo

Aunque tal vez, si me fuera dado elegir, preferiría de nuevo una historia para contar. Pero esta vez diferente: una historia única, robada de otras vidas, trágicas, pero hermosas.

Renarrarme con una Historia que fuera todas las historias, donde todo recayera en un mismo personaje. Sólo uno: origen y destino. Aunque ni siquiera haya quien la escuche, se bastaría a sí misma para poder contarla, junto con mi vida, de principio a fin.


Un rostro frente a tus ojos que lo miran y por favor: que no haya mirar sin ver.

miércoles, abril 04, 2007

And this is why I'm so god damn better than you


Yo no digo que vengas, que estés ya aquí, que has venido.
Pero me niego a negar la espera de tu venida.
Déjame esperarte. He nacido para esto.
He caído en la trampa de esta espera y sin duda soy feliz.

En cierta forma (pero esto es falso, en realidad es en todas las formas, en la única forma), me gusta que lo que quiero esté lejos. Que se anuncie, pero que nunca termine de llegar. Así, siendo distante la posibilidad de tenerlo, se afianza la seguridad (que es, en principio, necesidad) de no perderlo.


Muy valiente no soy.

Es como en el final de El amor en los tiempos del cólera:

-¿Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?-le preguntó.
-Toda la vida-dijo

Si pisamos tierra, es posible que sobrevenga la calamidad.

Sabiendo que siempre voy a perder, sobre ciertas cosas, prefiero que se queden en el deseo. Yo elijo no arriesgar. Las posibilidades son mi felicidad.

domingo, abril 01, 2007

Otras cosas hay

Del 3 de enero de 1960 en el diario de Alejandra Pizarnik:

Profunda tortura cuando camino por Santa Fe entre el 1200 y el 1800, donde transitan, no comprendo por qué, las mujeres más bellas de Bs. As. Las miro (...) y sólo yo sé cuánto y cómo me fascinan los rostros bellos, y qué culpable me siento, inexplicablemente, de andar con mi ropa vieja, toda yo desarreglada, despeinada, triste, asexuada, cargada de libros, con mi expresión tensa, dolorida, neurótica, obscura, y mi ropa ambigua, mis zapatos polvorientos, en medio de mujeres como flores, como luces, como ángeles. Está dicho: una mujer tiene que ser hermosa. Y no hay excepciones válidas: aunque escriba como Tolstoi, Joyce y Homero juntos.

Parece entenderlo muy bien. Parece entender la vergüenza de estar.

Alguna vez se lo dije a Carito: amar a una mujer que no es hermosa es aberrante, como desear a un caballo o una coliflor.

Me molesta esa insistencia en la subjetividad. La belleza no puede, no es algo relativo.

Pero nos queda, Graciela, ser. Nos queda, Alejandra, la admiración, otras cosas hay.

El amor jamás.