viernes, diciembre 29, 2006

Nostalgia popcorn!

Se souvenir des belles choses


Me gustan los recuentos de fin de año, me emocionan. Los disfruto todos, desde en los que puedo buscarme aunque sea un poquito hasta los de cosas que de usal no me interesarían, como los programas deportivos con los mejores goles, las canciones más escuchadas de los canales de banda, los muertos del espectáculo (que eso de usual sí me emociona, parece increíble pero la gente se muere), todo lo veo con la penita de que ya pasó. Sin embargo, yo nunca he hecho uno de esos recuentos. Es difícil hablar de lo que mueve tanto, yo quiero mi pasado presente, se me parte el corazón.

No quiero el pasado inmediato. Puedo contar con detalle en un minuto las cosas bellas del último año. Fue casi todo pérdidas, despedidas, viajes de no retorno y silencios angustiosos. Cierro con números rojos. Pero de un pasado un poco más remoto me vienen todos los recuerdos que me hacen pensar que no ha estado tan mal.

El año pasado fue todo emoción, fueron los viajes, las personas de las que siempre me emocionaré de haber estado alguna vez, tener y perder la escuela, la graduación, ruidosa, hermosa, dejar el trabajo horrendo por un trabajo donde no hacer nada paga cada quincena, el creer, el querer, el hacer (a ti, por ti), mi cuarto en tu casa, tu familia, la gente del diario que nunca cansa (tú, tú, tú, tú sabes que eres tú, que estás aquí), las tardes, las noches, los cafés, los vinos, tu casa para nosotras, para él y para mí, tu tiempo, sus tiempos, todo. Gracias. A veces pienso que todo vale la pena sólo por el tiempo que se fue. Soy fácil de conquistar.

Veo con mi ojo cataratoso a este año y me quedo feliz con el pasado, con los demás.

Igual se acabó. Con suerte año que viene se pone mejor. Sin suerte peor. Igual se acaba y en lontananza es bello. Qué más da.

Y como el niño de Las batallas en el desierto, preocupado porque presente y futuro lo apachurran, tomo como medida de fin de año mi última precaución:



Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante
porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual

domingo, diciembre 17, 2006

Como veía que resistía...

Her eyes gave him no sign of love or farewell or recognition

Si el general que tenía cien ojos de vidrio me regalara uno, yo lo sostendría entre los dientes y cerraría mi par de ojos de topo para no ver más.

Con el ojo que no ve rodeado de una sonrisa gruñona miraría de soslayo algunos, retadoramente a otros, miraría también lo terrible, a esos perritos callejeros que andan a la espera de que alguien los vaya a atropellar, todo, hasta lo bello.

Entonces no sabría de nada y no temería a las multitudes, al tráfico, a las mariposas, al maloliente que sigue los pasos ajenos, a las mujeres brillantes de tan hermosas.

Viendo con mi ojo entredientes no vería lo que me asusta, lo que me duele, que de todos modos para ver no hay mucho más.

Pero yo sólo tengo mi par de ojos de topo, que ven, que lastiman, qué fastidio. Les regalo un parpadeo para descansar.

Lo que no veo no existe, o tal vez sí, pero sería cuestión de fe y yo ya no estoy para creer.

Poco se salva. Voy dejando casi todo lo visto (vivido) a mis espaldas, donde se pierda, donde desaparezca.

Adivina adivinanza ¿de qué lado estás?

sábado, diciembre 16, 2006

Y está perdida sola en medio de la ciudad

Es como tener un tercer ojo fuera de mí, pegado en su frente. Ver lo que ve.

Que se abra sobre alguien un tercer ojo ajeno no es cualquier cosa, es una carga.

No tiene lugar para estar sin mí.

Se acaban los escondites para los secretos, porque veo en technicolor todas las acciones. A la palabra la calla el hecho. Lo he visto todo.

Es entonces demasiada verdad. Parece preferible cuando sólo me lo contaba, distorsionado, con arreglos y licencias, porque ahora es tan nítido, tan poco creativo, tan recurrente que cansa, que dan ganas de no verlo más.

Ya duermo sin miedo al coco de una asuencia; hasta, click, puedo apagar la luz.




Y un día mi tercer ojo, el ojo que vigila, el ojo universal, ése que va pegado en su frente, blink, se va a cerrar. Y vuelvo conmigo. Yo te acompaño, bicho. Jugaremos, verás, ya verás.