jueves, diciembre 27, 2012

El joven club vente


Lo que pasa con el Joven Club Werther es que en él todos somos viejos. Del alma, por supuesto. Esto de ninguna manera quiere decir que seamos maduros para nuestra edad. Al contrario, estamos en esa etapa de la vejez en la que vuelves a ser como un niño; entre otras cosas, nos orinamos encima, del alma, por supuesto, y apenas podemos tenernos en pie, esto sí del cuerpo. Se nos puede ver tendidos en nuestras camas, o en sofás o en bancas, esperando el inicio o el final de nuestras vidas, porque si somos niños o somos viejos ya ni sabemos. 

Lo bueno de todo lo malo de que el Joven Club Werther esté conformado por viejos es que pronto moriremos. Permaneceremos así por un tiempo, pero con un poco de suerte nuestros muertos de adentro irán creciendo hasta que les llegue la juventud, cuando harán lo propio de su edad y se empezarán a interesar en el regreso; entonces volveremos como sombras o como zombis, lo que le siente mejor a nuestra época que no es ésta, y entonces sí: le escribiremos un poema a tu cerebro si no es lo suficientemente bello como para comerlo; andaremos por ahí tambaleantes, sin miedo a caer, porque como sombras que somos, consideramos hogar al suelo, y volveremos a levantarnos, porque lo peor que puede pasarnos es avanzar hacia un despeñadero, caer y morir. Y eso qué tiene de peor si ya estamos muertos.

En el joven Club Werther ya nadie es joven y pronto moriremos, pero vamos a volver como sombras o como zombis, y entonces sí: esto se va a poner bueno.


* * *

Antes todo era como esto: 

It happened that green and crazy summer (...) this was the summer when for a long time she had not been a member. She belonged to no club and she was a member of nothing in the world (...) and she was afraid.

Y ahora es exactamente igual, pero el Joven Club Werther me dejó unirme a él y, al fin, pertenecer a algo en lo que no tengo que pertenecer.


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