Laura era una de esas niñas flacas y anormalmente larguiruchas para los doce años que tenía, era también bonachona, le parecía que había hecho un nuevo amigo en cada persona que le dedicaba unos minutos de conversación y siempre usaba sobre el uniforme una sudadera blanca que decía "Pepsi". Es de las pocas personas cuyos apellidos no recuerdo, ni siquiera uno de ellos (en mi memoria se guardan muchos más nombres completos que conocimiento general). Laura estaba conmigo en la secundaria. Sólo tengo un recuerdo de ella durante esa etapa, en ningún otro evento de los dos años que estudiamos juntas la puedo recuperar.
Una vez, cuando estábamos en segundo, una maestra me sacó del salón para decirme que tenía que ir a un concurso de inglés, de esos que se hacen entre secundarias de la zona, porque a la de tercero que iban a mandar le había pasado no sé yo qué cosa y alguien tenía que ir en su lugar (gracias, qué amables). Me fui. Cuando regresé encontré metido en una esquina de mi cuaderno un papelito que decía
Hola, Graciela,
me senté en tu banca, usé tu pluma, y me divertí mejor sin ti.
Atentamente
Laura (la niña Pepsi)
Todo fue una confusión. No eramos amigas, ¿por qué me dejaba recaditos confianzudos? ¿La niña Pepsi? Nadie jamás le había dicho así. ¿Quién se anda poniendo autoapodos por las cosas raras que hace, como usar todos los días una sudadera de Pepsi? Además, cuando a uno le dejan tan claro que lo pasaron mejor en su ausencia se siente mal, pero al final de la nota había una carita feliz, eso lo volvió todo más confuso, aún así Laura me cayó muy bien desde ese momento por su última frase, tan mal construída pero que sonaba tan bonita y verdadera.
En la prepa, mientras esperaba para cruzar la calle, un camión se paró frente a mí. Desde adentro una mujer flaca y larguirucha me vio, y me sonrió, y me saludó, y yo la vi, y le sonreí, y la saludé sin saber quién era. Me quedé pensando y entonces la recordé. Claro, era Laura, la niña Pepsi, era "me divertí mejor sin ti". Esa fue la segunda vez que pensé en la frase, y desde entonces en adelante han sido muchas más.
Tan útil y tan simple resumen de un montón de cosas que a veces uno no sabe cómo decir: "me divertí mejor sin ti".
Una vez, cuando estábamos en segundo, una maestra me sacó del salón para decirme que tenía que ir a un concurso de inglés, de esos que se hacen entre secundarias de la zona, porque a la de tercero que iban a mandar le había pasado no sé yo qué cosa y alguien tenía que ir en su lugar (gracias, qué amables). Me fui. Cuando regresé encontré metido en una esquina de mi cuaderno un papelito que decía
Hola, Graciela,
me senté en tu banca, usé tu pluma, y me divertí mejor sin ti.
Atentamente
Laura (la niña Pepsi)
Todo fue una confusión. No eramos amigas, ¿por qué me dejaba recaditos confianzudos? ¿La niña Pepsi? Nadie jamás le había dicho así. ¿Quién se anda poniendo autoapodos por las cosas raras que hace, como usar todos los días una sudadera de Pepsi? Además, cuando a uno le dejan tan claro que lo pasaron mejor en su ausencia se siente mal, pero al final de la nota había una carita feliz, eso lo volvió todo más confuso, aún así Laura me cayó muy bien desde ese momento por su última frase, tan mal construída pero que sonaba tan bonita y verdadera.
En la prepa, mientras esperaba para cruzar la calle, un camión se paró frente a mí. Desde adentro una mujer flaca y larguirucha me vio, y me sonrió, y me saludó, y yo la vi, y le sonreí, y la saludé sin saber quién era. Me quedé pensando y entonces la recordé. Claro, era Laura, la niña Pepsi, era "me divertí mejor sin ti". Esa fue la segunda vez que pensé en la frase, y desde entonces en adelante han sido muchas más.
Tan útil y tan simple resumen de un montón de cosas que a veces uno no sabe cómo decir: "me divertí mejor sin ti".