sábado, enero 31, 2009

Ver morir

Ya van muchos años que mi perra lleva teniendo 15. Reaccionaria (como Isis) y ya que no se puede hacer nada al respecto, lo más prudente, lo más sano es negar que está pasando el tiempo.

Y así con todo.

Luego otras cosas. (No me enorgullece, y si lo digo es confesionalmente:) Qué mal, pero no me gusta nada la felicidad actual de quien estaba conmigo y ahora ya no. Por su parte, me consuela lo efímero del bienestar: ya se les pasará, putitos.


Al final esto muy bonito (o no):

Ayer en Colima se encontraron un cuerpo sin cabeza (allá, lejos, no se sabe dónde, la cabeza seguramente se pregunta ¿dónde está mi cuerpo?, pobre) y sobre él un papel en el que el narco advierte “esto le va a pasar todos los soplones y donde hay hombres no habrá fantasmas”. Qué mal también que me parezca que estuvieron por hacer una gran metáfora, pero no lo puedo dejar pasar.

En la vida misma no son cabezas, pero muchos recuerdos sin cuerpo con la advertencia "donde no hay hombres habrá fantasmas".

Qué mal, pero qué le hago.

May there be ghosts.