Del vacío de la ausencia al vacío de tu presencia hay una distancia real de catorce pasos dados por un par de pies femeninos de tamaño mayor al promedio, con algunas marcas de heridas y disimuladas deformidades en cada uno de los dedos.
Actualmente se teoriza que la distancia del vacío de la ausencia al vacío de tu presencia se alargaría hasta volverse insondable si fuera recorrida por un par de pies femeninos de tamaño menor al promedio, en perfectas condiciones y con cada uno de los dedos hermosos y delicadamente delineados.
Aunque tiene todas las trazas de cierta, esta teoría aún no está comprobada.
El grado de injerencia que tiene la relatividad en donde uno se ficciona y hace de lo feo metáfora (para que al menos dicho no suene tan mal) es alto.
Con la observación de diferentes casos se ha logrado desmitificar lo relativo de la fealdad y la belleza, conceptos que por mucho tiempo permanecieron sometidos a la idea oscurantista de que todo depende del cristal con que se mira.
Lo feo es feo y lo bello es bello lo mire quien lo mire (el ver a lo uno como lo otro sería, en todo caso, problema del observador) y estas categorías estéticas son el verdadero y único centro alrededor del cual giran distancias, actores, hechos, causas y consecuencias, los que, ahora sí, son totalmente relativos y dependen únicamente del cristal con que se miran o de la vara con que se midan o de cualquier otro dicho popular.
Apostillas:
* Un texto lleno de farronería (pero escrito con corrección) donde uno aglutine (y para esto no hace falta que tenga sentido) las dos o tres ideas que le bailan en la cabeza, es la forma ideal para utilizar palabras que uno siempre ha querido usar pero nunca encuentra momento para hacerlo, como es el caso de "apostillas", "aglutine" y la especialmente bella "fanfarronería", por mencionar algunos ejemplos.
* Habrá cosas que resultarán ciertas en el discurso y verdades involucradas en el proceso de ficcionarse: La distancia comprobada que recorren mis pies del vacío de la ausencia al vacío de tu presencia es de catorce pasos. Reniego de la compañía y sin embargo toda la noche (toda una vida) te estuve esperando. Sabía que no ibas a llegar, pero me quedé porque estoy segura de que uno nunca debe atenerse a sus certezas. Y no llegaste. El vacío de tu ausencia se empalmó con el vacío que dejaron las ganas de tener el vacío de tu presencia y entre tanto hueco yo me voy a caer.Paf.
Bonus especial:
Sin fines de lucro y para evitar que se desperdicie, queda el vacío (de las ganas, de la ausencia, de la presencia, de la relatividad y de todo lo otro que se pueda enumerar) convertido en el pozo de los deseos:
*Que no le llamen pajilla al popote ni mantequilla de maní a la crema de cacahuate nunca jamás.*
Actualmente se teoriza que la distancia del vacío de la ausencia al vacío de tu presencia se alargaría hasta volverse insondable si fuera recorrida por un par de pies femeninos de tamaño menor al promedio, en perfectas condiciones y con cada uno de los dedos hermosos y delicadamente delineados.
Aunque tiene todas las trazas de cierta, esta teoría aún no está comprobada.
El grado de injerencia que tiene la relatividad en donde uno se ficciona y hace de lo feo metáfora (para que al menos dicho no suene tan mal) es alto.
Con la observación de diferentes casos se ha logrado desmitificar lo relativo de la fealdad y la belleza, conceptos que por mucho tiempo permanecieron sometidos a la idea oscurantista de que todo depende del cristal con que se mira.
Lo feo es feo y lo bello es bello lo mire quien lo mire (el ver a lo uno como lo otro sería, en todo caso, problema del observador) y estas categorías estéticas son el verdadero y único centro alrededor del cual giran distancias, actores, hechos, causas y consecuencias, los que, ahora sí, son totalmente relativos y dependen únicamente del cristal con que se miran o de la vara con que se midan o de cualquier otro dicho popular.
Apostillas:
* Un texto lleno de farronería (pero escrito con corrección) donde uno aglutine (y para esto no hace falta que tenga sentido) las dos o tres ideas que le bailan en la cabeza, es la forma ideal para utilizar palabras que uno siempre ha querido usar pero nunca encuentra momento para hacerlo, como es el caso de "apostillas", "aglutine" y la especialmente bella "fanfarronería", por mencionar algunos ejemplos.
* Habrá cosas que resultarán ciertas en el discurso y verdades involucradas en el proceso de ficcionarse: La distancia comprobada que recorren mis pies del vacío de la ausencia al vacío de tu presencia es de catorce pasos. Reniego de la compañía y sin embargo toda la noche (toda una vida) te estuve esperando. Sabía que no ibas a llegar, pero me quedé porque estoy segura de que uno nunca debe atenerse a sus certezas. Y no llegaste. El vacío de tu ausencia se empalmó con el vacío que dejaron las ganas de tener el vacío de tu presencia y entre tanto hueco yo me voy a caer.Paf.
Bonus especial:
Sin fines de lucro y para evitar que se desperdicie, queda el vacío (de las ganas, de la ausencia, de la presencia, de la relatividad y de todo lo otro que se pueda enumerar) convertido en el pozo de los deseos:
*Que no le llamen pajilla al popote ni mantequilla de maní a la crema de cacahuate nunca jamás.*