Todo parte de que se muere Charlie y hace su lista de Greatest hits y yo me malviajo de tristeza-emoción, porque me vendo a cualquier chantaje sentimental que me ofrezca la televisión, ya soy una dama con modernidad.
Y anoche estaba tan dispuesta a señalar al blog con mi dedo diciéndole que es puto, que duele, que trae el mal, pero la verdad, mirándolo bien y aún tan falso como es, ha traído momentos que no pueden sino agradecérsele.
Quede para el récord personal al menos uno de tantos de algunos de algos de lo que en sus años ha traído el puto, el bueno.
1 La risa antes de que una idea rase los ojos con tristezas, por el vino, por la perra que era rosa, por las casas y las horas, con Laia.
2 Las películas encontradas, los momentos 444, los conceptos ganadores de tan espantosos y los asesinos de la C, todo en un día (y en ese día, toda la vida) con Alex.
4 La ciudad más hermosa en un bar de obsoletos lleno de libros con Mario.
5 Los viajes largos y el frío de una mañana muy corta en Querétaro con Gema.
6 La noche hasta convertirse en día, empática, comprensiva, entendiblemente dando las mismas preguntas a las mismas respuestas siempre con Rosángela.
7 Las flores en el ático y sus demás coincidencias con Isis.
8 Palinuro en las playas de Tijuana y tanto y tanto de Juan Luis Guerra, ese genio, con Pirer.
9 Una casa grande y hermosa y oscura y sola y por unos días totalmente mía con Carlos y Paco.
11 Un café de noche con lluvia invernal en los portales de Puebla con Ricardo y Carito.
12 La empatía, pausa-empatía y vuelta atrás, y, al final, el paso del tiempo con Olaya.
13 Los cigarros cotidianos cuando se dejó de suponer que era bien ñoña para descubrir que, en efecto, soy bien ñoña, pero tengo buen corazón, con el Chiva.
14 La risa y el drama cotidiano que se guarda en secreto por cuidar construcciones que vienen de antes, por pagar errores que en su momento ni lo fueron, con la chica bajo el velo.
15 La brevedad de un chai casi ficticio con Gema y E.
16 La casa del té con Niche, Tamara, Mario, Ricardo y Raúl.
17, 18, 19, 20 y otras cosas que vienen de muy lejos, borrosas, que por querer dejarme rápido de esto no puedo asir; montones de momentitos que duraron poco o que van durando mucho o que puede que se queden siempre, yo no sé, pero soy fácil de comprar, porque de vez en vez sé embellecer el pasado, perfeccionarlo, verme aquí y, por un rato, tenderme en los laureles de los grandes recuerdos que esto me dio, de los grandes tiempos, y no sólo de eso sino, en algunos casos, del saberme cerca de personas que, sí, otra vez, siempre voy a amar.