domingo, enero 09, 2005

Ayuda a los damnificados o Ahí viene la plaga

Por andar pregonando llena de orgullo que iba a morir de mar, ahora mi condena es aceptar avergonzada que siempre no, que me voy a morir intoxicada por veneno para insectos.

¿Por qué voy a morir intoxicada por veneno para insectos?

Porque mi casa está saturada de veneno para insectos.

¿Por qué mi casa está saturada de veneno para insectos?

Porque:

Yo vivo en una casa (bueno, no, no es casa, es departamento, pero no me voy a detener en nimiedades) que tiene muebles de madera, clósets de madera, puertas de madera, espejos con marcos de madera y piso de madera. Ayer mi mamá realizaba su limpieza de rutina y al mover un mueble y pasar el trapeador con aceite sobre el suelo ¡XRAM!(consulte sobre esta bonita y útil onomatopeya aquí) el piso se desintegró. Bajo los muebles había sólo una capa delgada que simulaba nuestro parquet; bajo la capa delgada, animalitos, miles de animalitos, larvas de animalitos, caminos de animalitos, comunidades enteras de animalitos: termitas.

El resto del día mi mamá lo dedicó a inyectar veneno en cada agujerito de la madera. Alguien le dijo que cuando las termitas llegan es para quedarse, que es imposible acabar con ellas, lo cual la entristeció pues comprende que tarde o temprano nuestro hogar será tan sólo techos, paredes y el gran amor que nos une (bueno, no, sólo techo y paredes, pero, inisto, no me voy a detener en nimiedades).

Me voy a quedar sin casa. Ay, voy a ser un damnificado.

He pensado hacer una colecta a beneficio de la reconstrucción de mi casa con artículos de melamina, creo que no hay animales que se puedan comer ese material.

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Yo creía que "termitas" era una palabra que sólo se utilizaba en las caricaturas. Ahora descubro que llega un momento en la vida en que uno tiene que decir: "a mi casa se la están comiendo las termitas".

6 comentarios:

Malakatonche dijo...

A lo mejor, puedes mutar y convertirte en "altamente tóxica y diamantina", la chica veneno, capaz de inyectar 12 combinaciones diferentes de pesticidas en tu espacio vital...

Eso ni es.

El Mareo dijo...

Pero qué barbaridad. Tu situación puede ser descrita como un episodio de la Pantera Rosa enrollado con un cuento de Cortázar con peligro de terminar haciéndole competencia a los costeños asiáticos que están en boca de todos.

Que tu mamá deje de hablar con Alguien. Le mete puras malas ideas en la cabeza y se le ve que es media encajosilla.

diamandina dijo...

Alguien: por favor explícale lo de la pantera rosa.

Pero claro, la casita, cómo no se me ocurrió antes. Haré mi nuevo hogar debajo del escritorio donde una vez se tiraron unos cheetos y pasaron más de 15 días hábiles sin que nadie los barriera. Si las frituras tuvieron derecho a vivir ahí ¿por qué yo no? Estudiaré, trabajaré, haré mi servicio y habitaré en el Piensa y Trabaja (Yo /corazón/ UdeG). Gran idea, Aurora.

diamandina dijo...

Ahhh, sí, por cierto a los damnificados... dice Alguien que Gloria Trevi predijo la calamidad asiática en esa canción. (Ah)

El Mareo dijo...

¿Nunca vieron el capítulo de la Pantera Rosa donde se bronquea con unas termitas? Es viejo, de la era psicodélica pirada. Le comen la casa y ella no puede hacer nada para evitarlo. Todo a ritmo de un inquietante jazzesito y colores pachichísimos, comidos por el tiempo.

La verdad es que la Pantera Rosa sí me impresionaba durísimo de pequeño.

El episodio en donde combate con una mota de polvo color crema me hizo lo que soy ahora.

Malakatonche dijo...

La Pantera Rosa no se explica ni se reseña, se ve con la boca abierta, los ojos desbordados y en silencio...


Toooodos flotaaaamosss...