lunes, octubre 30, 2023

La enfermedad de ser tú

¿Cómo le hago para que la muerte de un actor que no conocí, ni fui a los cumpleaños de todas sus rehabilitaciones, se trate de mí?

Fácil. Así.


No he dejado de pensar en la muerte de Matthew Perry, en su lucha contra la Big Terrible Thing, en sus ganas de ser recordado como alguien que hizo algo por los demás y no por Friends, y en cómo Friends ha hecho tanto para ayudarnos a vivir.


Matthew, Matty, mi amigo personal, no fue tímido para hablar de sus adicciones, de la envidia de ver a quienes no las tenían y podían disfrutar éxitos tan parecidos a los de él en vez de apalancarse de eso para hundirse más y más. Matemáticas de enfermos que son difíciles de entender, pero no te puedes poner a discutir con las ciencias exactas, José Luis.


Hay una plática con el resto del elenco de Friends, cuando se acabó el programa, donde les cuenta a los demás que, desde el principio, si la gente no reaccionaba a sus chistes, si no se reía, él sentía que se iba a morir. Jennifer Aniston le responde que eso nunca se los había contado, que no sabían que se la estuvo pasando tan mal todo el tiempo. Pues no. Nadie quiere contagiar a los demás de la enfermedad de ser tú. Cómo lo vas a compartir. 

En una entrevista muy reciente cuenta que nunca vio Friends porque, cuando lo intentó, sólo se veía a sí mismo en su temporada de atasque de alcohol o en la de coca o en la de opiáceos. Mira, ahí. Ahí. Ahí. *Meme de Leonardo DiCaprio*. Ese hombre que construyó nuestro búnker nunca fue capaz de ver lo que vemos toda la gente que llevamos 25 años refugiándonos ahí.


Pienso mucho en sus ganas de ser recordado como alguien que ayudó a otros hombres luchando con sus adicciones y no por Friends. Pero Friends, Chandler, es lo que a mí me ha ayudado a sobrellevar la enfermedad de ser yo. Y si estás leyendo esto, seguro también a ti.

Así como, cuando todo se está cayendo, hay quien se va a la casa de sus padres o hermanos, al pecho de su pareja, a un retiro en las Bahamas si es de esos, porque es su refugio y su lugar seguro, estamos los que acudimos a Friends, proque sólo eso tenemos o porque solo eso podemos aceptar. Cuando tienes la enfermedad de ser tú, distinguirlo no es tan fácil.  

Friends, su fantasía de la amistad que es hogar, de un mundo de pertenencia, en el que siempre hay alguien para ti, es un techo seguro y un colchón mullido para convalecer cuando crees que vas a matarte o cuando sientes que te vas a morir. 

¿Cómo alguien que ayudó a construir eso, que es cimiento, pared poniente y una de las ventanas por las que más nos gusta asomarnos, va a creer que no será recordado como una persona que ayudó a la gente? Pero lo entiendo. Porque la enfermedad de ser tú también causa ceguera y sólo te deja ver la Big Terrible Thing.


Pienso también en esa frase de The fault in our stars, "Maybe she wasn't loved widely, but she was loved deeply. Isn't that more than most of us get?" y Matthew, creo, tuvo las dos cosas. Isn't THAT more than most of us get? Y aún así murió sin poder verlo. Y lo siento muchísimo. Y lo entiendo.


Voy a tener que ir a ver Friends en lo que me recupero.


Nos vemos en el cosmos, Matthew. Que allá, curados de la enfermedad de ser nosotros, podamos ver el amor, la paz, la fuerza que fuimos para otros. Que hoy, al fin, sientas todo eso tuyo. Merecido. Suficiente.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

No es indiferente la muerte de Mathew Perry para quienes vimos la serie, disfrutamos algunos episodios más que otros, quisiste vestirte o peinarte como alguna de sus coprotagonistas o te daba conmovías con el estrés de Chandler. Tampoco me fue indiferente saber sobre sus adicciones, sobre su lucha y que a final de cuenta, su cuerpo le cobró la factura a los 54 años. No me es ajeno que nunca quisiera ver(se) en los episodios grabados, porque otros artistas lo comentan abiertamente: "da cringe verse u oirse en público; recibir loas o dar explicaciones a quien sea". Pero él, además, recordaba todo el dolor y las depresiones. Me siento muy identificada con ese dolor. Y como dices, se entiende su deseo de ser recordado como un practicante de la ayuda, del acompañamiento. Supongo que ese mantra se lo tuvo que decir cientos de veces para darle sentido al dolor que no eligió tener (horrible ser sedado con barbitúricos a las semanas de nacido). Qué bueno que el poco o mucho tiempo que le dedicó a la ayuda a otros, lo reconfortó. Espero que solo se haya dormido profundamente en las aguas calientitas y no supiera de más dolor.

Anónimo dijo...

Cuando vi la noticia tuve que buscar más fuentes para asegurarme de que era verdad, aunque la había visto en Elle. No quise creerles.
Además yo siempre estoy viendo Friends, termina y la vuelvo a empezar. No es que la vea diario, pero sí la tengo ahí.
Descanse en paz