martes, enero 31, 2012
Éstas no son horas ni nosotros personas
lunes, enero 30, 2012
Cariño, nunca me fui de casa
jueves, marzo 24, 2011
Post pechado
Voy a enfrentar los seis minutos más largos de mi vida. Dar la cara nunca fue lo mío. Dar la voz nunca fue lo mío. Podría dar alguna otra cosa pero no mientras no tenga definido qué es lo que tengo.

Tengo, tenemos, la percepción de una ciudad en la que no pasa nada, tal vez porque sólo la hemos visto desde adentro, encontrando no más que paredes y calles por las que avanzamos sin llegar a ningún lado. Tengo que enfrentar esto, como tengo que enfrentarlo todo, y presentar algo que esté haciendo. No sé qué estoy haciendo y aún así tengo la sospecha de que puede salir mal. Por eso tengo un plan de contingencia. Tengo los tuits de Margarito para explicar lo que haya que explicar, lo que también puede ser nada.
Tengo, eso sí, algunas preguntas. Y ustedes quiénes son. O qué estoy haciendo. A nada de eso tengo respuesta, pero tengo la seguridad de que siempre hay alguien preguntándose algo. Hasta las calles.

Una amiga tomó una foto. La foto salió movida. Al fondo de la imagen tres signos de interrogación dejan en claro que hasta las calles se preguntan quién sabe qué cosas. No sé cuáles son las preguntas, pero igual hay que esperar las respuestas, porque hay que esperar algo siempre, hay que tener al menos eso.

Habría que sentarse cómodamente y en caso de tener que estar en más lugares dejar al menos una parte nuestra a esperar lo que venga. Tal vez no es tan buena idea seguir cuando la parte que se deja son las piernas, pero quién soy yo para juzgar. Sólo soy una chica que ha salido con la necedad de mantenerse entera.
Por otra parte, no estaría tan mal saber qué hacer entre las idas y las esperas. Tomar consejos, tomar consejos por la comedia; tal vez no sirvan de nada, así que pueden venir de cualquiera.
Hoy puede ser un día fantástico, aunque a buena hora me entero, porque ya casi se acaba. O qué bueno, porque también podría no serlo. Puede y puede no ser un día fantástico pero tampoco está uno para ponerse a hacer nada al respecto, a veces sólo pasa lo que tiene que pasar: el tiempo.

Hasta aquí, gracias, me quedo con esto. O no. No quiero realmente quedarme con esto pero tampoco quiero seguir avanzando para descubrir que adonde me estaba dirigiendo era a lo alto de un edificio que está por caerse. Y que seguramente se caerá cuando llegue. Sí quiero irme de aquí, pero no quiero ir allá adonde voy a terminar cayéndome.

Aunque tampoco estaría mal ir a ver qué más hay. Definir qué es eso que se ve a lo lejos por el hueco que dejó todo lo que se ha ido rompiendo. Habría que ir a ver qué más hay, habría que hacerlo, como se hace casi todo, nomás por hacerlo. Tal vez haya más de lo mismo. Tal vez algo peor o tal vez algo mejor, porque por qué no.
Todo mal. Soy el payaso y te cargo si quiero. O no, no es verdad, no es tan verdad, todo no, al menos no todo mal. Pero voy a seguir defendiendo mi legítimo derecho a quejarme cuanto puedo. Lo hago por la comedia, y cuando es necesario me retracto de ello. Las pulgas no están tan mal, sí habría que amarlas si se ama al perro, pobrecitas, tienen sus propios problemas.

Todos nos confundimos, todos no sabemos ni qué. Las pulgas creen que son el perro, el perro cree que es la casa en la que se refugia, la casa cree que es un hombre y quiere ir a lugares pero no puede. La casa no es hombre pero es como algunas personas que no van a ningún lado, como si fueran parte del suelo.
La casa se queda ahí “viendo algo”. Tal vez uno es la casa. Tal vez ir a lugares está sobrevalorado. Tal vez no está tan mal seguir en Guadalajara y ver algo. Ver lo que sea. Ver hacia todos lados como si se estuviera siempre a punto de cruzar una calle, nunca se sabe cuándo o de dónde puede venir la calamidad o caerte un piano en la cabeza. No me ha pasado ni he sabido de nadie en tal situación, pero espero que la televisión no me haya estado mintiendo. El caso pues es que ya si uno tiene que quedarse, habría que quedarse, al menos, a ver algo. No es cierto que aquí no pasa nada.

Si uno se fija bien puede ver, por ejemplo, algo cercano y pensar por un momento que es una luz que nunca se apaga, aunque luego resulte ser sólo un incendio. Además un incendio en un lugar equivocado, eso pasa.
Pero hang in there, baby.

Al menos mientras estemos aquí siempre tendremos Guadalajara y sus calles y los que se quedan y la posibilidad, en caso de encontrarlas, y a veces las encontraremos, de ver cosas sorprendentes, y mientras eso pasa, o mientras nos vamos, siempre tendremos perros, aunque nunca supe qué simbolizaba el perro, pero los tendremos y amaremos a sus pulgas y lo haremos con gusto aunque lo hagamos entre lamentos.
Por la comedia, porque no tiene sentido, porque al menos sigo, seguimos, al menos seguimos vivos.
lunes, agosto 17, 2009
Bye bye, birdie
De 10 canciones de amor y 7 caminos distintos de vuelta a casa,
Esto tampoco fue un gran blog, pero, ya sabes por dónde va: fui todo lo feliz que se podía ser.
Siempre le he tenido miedo a, y no sé qué palabra escoger "claudicar", "renunciar", las dos me gustan y a las dos les temo, siempre le he tenido miedo a claudicar, a renunciar, a dejar lo que es por todo derecho mío, pero tarde o temprano tenía que admitir que esto ya no es el 2005 (y we're not in Kansas anymore). Y quizá, en toda honestidad, esto ya no es tan mío. El blog es una parte de mí que terminó por desprenderse y ahora se tiene que doblar limpia y elegantemente para guardarse con todas las otras cosas que eventualmente me recordarán que aunque ya no es 2005 (o 6 o 7 o hasta 8), alguna vez lo fue, y entonces fui todo lo feliz que se podría ser.
No quiero decir, pero tampoco quiero negar, que escribí cosas aquí de las que estoy orgullosa. Ese es el sentimiento general que me saca del blog. Todo lo que puedo escribir tiene el mismo peso para querer decirlo como para ser considerado ocioso, repetido, cansado e inútil. No es que no tenga caso quedarme, es que no hay manera. Y nunca he sido de forzar. Será que padezco un exceso de self-consciousness o será que se me acabó el autocompadecimiento, pero no es una pena. Otras cosas vendrán.
Y aunque no soy buena en el asunto del desprendimiento, tengo mis consuelos. Digo, total, si se murió Michael Jackson, que no se muera este blog.
Adiós, viejo nabo, adiós.
lunes, junio 29, 2009
Ya tengo 27 años
But I still have to face the hours, don't I?
I mean, the hours after the party
and the hours after that...