Por primera vez en mi vida no tengo un trabajo que considero menor (porque soy profundamente soberbia) ni un trabajo que considero imposible (porque también soy profundamente incapaz).
Por primera vez tengo un trabajo que sí me gusta y que sí puedo hacer.
La vida está pasando, la vida de verdad, de verdad está pasando. Y además de profundamente incapaz y profundamente soberbia, en este momento soy profundamente feliz.
Lo voy a repetir tanto como se pueda antes de que ya no sea cierto.
Fiesta, mi emor.
Fiesta mientras se pueda.
5 comentarios:
Qué belleza tu felicidad. Me da miedo. Debe ser una de esas especies endémicas y en peligro de extinsión. Tratar con mucho, mucho cuidado.
Es tan extraño leer un post tan cargado de positivismo que me regresé a verificar tu autoría y tu regreso a blogger y con tremendo gusto descubro que no lo soñé. Feliz felicidad que cargan los 30!
Abrazos y abrazos y más felicidad para ti, que mientras sigas siendo Graciela, llegará.
:) Qué bonito que sigan por aquí o que pasen o que existan.
Y yo como siempre llegando tarde a las fiestas. Y peor aún, entrando en ignominiosa calidad de colado, diciendo que soy primo del hijo del amigo de la que escribe y que como prueba traigo cientos de citas de Seinfeld, de Los simpsons; versos sacados de Palinuro, canciones de Juan Luis Guerra y un puñado de recuerdos. Nada me funciona, pero no importa: desde afuera veo la fiesta, y soy feliz sabiendo que todo ahí es gozo y alegría y la vida, la de verdad. te está pasando, aunque no te esté pasando conmigo.
Ya llegará el día en que me invites o quizá no...pero mientras tanto, venga el baile, serpentinas y canciones: que nadie pare esta fiesta ("¡Y que el ritmo no pare-no pare no-que el ritmo no pare!").
PD: Le quiero mucho.
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